Saltar al contenido.

CONDUCTA.- P2C6-1- Debilidad

Debilidad

En el sentido que nos interesa, llamaremos PERSONA ‘DEBIL’ aquella que necesita constantemente de agentes externos a ella (reales o imaginarios) para sobrevivir. También, como alternativa la llamaremos PERSONA ‘DEPENDIENTE’, haciendo mención a la relación de dependencia permanente de algo o de alguien.

Todos tenemos en algún momento rasgos de debilidad. Como ejemplos de este fenómeno podemos poner los siguientes ejemplos:

* Una persona que es ‘compulsivamente’ (sin poder evitarlo) religiosa y que asiste a todos los oficios o ritos porque es preceptivo, es esencialmente una persona débil pues necesita de ellos para sobrevivir; debe rendir el culto prescrito (por su grupo) y así se siente apoyado supuestamente en todas sus circunstancias o acciones, es decir: se siente a salvo.

Este mecanismo es explotado por sectas de toda clase para crear personas dependientes. El caso más ‘paradigmático’ (o ejemplar) es el del católico perteneciente a ciertas asociaciones que tiene necesidad de confesarse cada semana (o más frecuentemente), para, tras acusarse como pecador recibir perdón, y entonces, ya ‘limpio’ poder participar del resto de los ritos de los que se ve privado si antes no pasa por el trámite de la confesión. Esta relación es de dependencia absoluta y muy difícil de remover.

* Lo mismo para personas supersticiosas: se rodean ‘compulsivamente’ de ciertos objetos (o actuaciones) que las ‘protegen’ supuestamente de todo lo que vaya en su contra. Y no pueden hacer cosas como pasar por debajo de una escalera, o tienen clarísimo que los martes y trece son fatales.

* Las personas ‘teleadictas’ y que necesitan ver las series y consultorios de toda clase, son personas débiles.

* Si estamos inseguros y siempre necesitamos pedir opinión para todo lo que hacemos, si necesitamos continuamente la aprobación de los demás, si ante cualquier crítica nos ‘arrugamos’ o abandonamos lo que estamos haciendo, si nos sentimos culpables por no hacer lo que otros esperan que hagamos o no hacemos valer nuestra opinión por si se ríen de lo que decimos, entonces estamos siendo débiles y sometiéndonos a su acción sojuzgadora.

* La drogadicción o simplemente ‘adicción’ de cualquier clase son muestras severas de dependencia, que se han bautizado como ‘drogodependencia’ siendo casos extremos de debilidad.

* Menos evidente y más común de lo que aparenta es otra clase de dependencia que se manifiesta como coleccionismo; el coleccionista encuentra fuerza para enfrentarse con la realidad en los objetos que atesora y que dan sentido a lo que no tiene interiormente. Cualquier colección es un síntoma de debilidad, inseguridad y dependencia.

* La necesidad de ser ‘liderado’ por alguien si no es la libre elección de una opción social o política determinada a la que se llegue por convencimiento y en plano de igualdad, es un síntoma más de debilidad. La debilidad no viene de asociarse a otros sino de no poder evitar ponerse bajo el liderato de otro.

* No por simbólicos los líderes que generan ‘fans’ de toda clase son menos efectivos: deportistas y cantantes, parásitos de la «jet» y famosos de toda clase hacen por el hecho de serlo a sus seguidores personas débiles.

* Hay personas que se las ingenian de manera que viven del conflicto permanentemente y que tienen la virtud de conseguir que un tema cualquiera se desquicie y provoque enfrentamiento entre varios miembros del grupo, jugando además casi siempre el papel de víctima de una injusticia o ‘conspiración’, situación de la que siempre saca (por sentimientos los de culpa que provoca en los demás) tajada de una u otra forma, es una persona esencialmente dependiente de los demás, por la necesidad que tiene del conflicto, que es su medio natural de defensa.

* El enamoramiento es un estado humano sano y respetable, pero cuando se transforma en una relación de dependencia absoluta y ‘una persona es todo’ para otra, como solemos escuchar en canciones y poesías, la relación que se genera no es de amor sino de dependencia y de debilidad para una de ellas. El amor de pareja se distingue precisamente porque es una relación de igualdad.

La debilidad o dependencia es mala en si misma si se analiza desde la óptica de la moral egoísta, porque tiene un efecto que es preciso conocer, para evitarlo siempre que sea posible: permite que otros manipulen a la persona dependiente o ‘débil’. Por supuesto en su beneficio.

La debilidad es una patología o modo de sufrimiento. La manera como llega está asociada a la falta de información; en efecto: puesto que el débil ‘no saca nada’ a largo plazo de su debilidad, si se diera cuenta de su situación real la evitaría. Pero ¿cómo evitarla si casi nunca se da cuenta de su situación real o hacia donde se encamina?.

La manera de salir de la situación de dependencia suele requerir crear la actitud adecuada para ello y eso sólo se consigue con información. La persona dependiente tiene que llegar a ver la situación y analizar la realidad de manera que quede patente que no se está obteniendo una seguridad real y permanente ni se sacará esa seguridad nunca de ninguna dependencia.

La persona madura o adulta, abandona la dependencia cuando considera que uno es como es, no porque los demás piensen que es ‘tonto’ o ‘feo’ o ‘no debe tener sentimientos’, ya que eso no cambia realmente las cosas. Una persona que no quiera caer en dependencias elige su camino por si mismo comparando las distintas opciones que tiene, meditando sobre lo que es mejor o peor y viendo que nadie hace las cosas gratis cuando se ofrecen apoyos en momentos de crisis.

La persona adulta ideal no depende nunca de nadie. Ni siquiera cuando se decide dejar otra dependencia cualquiera.

Ir al ÍNDICE